domingo, 28 de mayo de 2017

Antecedentes musicales en el Ateneo de Cartagena en 1856


El 17 de enero de 1856 publicaba El Correo Cartagenero un artículo donde se elogiaba esta institución destinada a favorecer la cultura, servir de lugar para compartir aficiones y punto de reunión de lo más florido de la sociedad de Cartagena. En concreto, se dedica a ensalzar la ejemplar labor de los profesores que allí ofrecían sus servicios a los socios de manera gratuita. 
Esto representaba una ocasión única para darse a conocer, respaldar su honor, y a cambio podían conseguir algún alumno particular. Destaca su juventud y que eran solteros, así que deducimos que este empleo podía servir de promoción para futuras posibilidades laborales.

El artículo lo describe así:

La impertubable constancia con la que los Sres. profesores del Atenéo desempeñan sus honoríficos y gratuitos cometidos, es una de las cosas que llaman nuestra atención.
Célibes los más y en el periodo de la vida en que el corazón arrastra al hombre, es casi un fenómeno su comportamiento; pues cuando comunmente todos en su edad solo pensábamos en diversiones y asuntos peculiares á la inesperiencia, ellos uno y otro día concurren solícitos á sus cátedras, y sin que les anonade ni arredre el número escaso de discípulos y oyentes.
Laudable virtud sin duda, que tal contraste forma con la apatía é indiferentismo de los padres. Y bien ¿qué inferir de lo que palpamos? una verdad sin duda, pero triste y desconsoladora. Los profesores del Atenéo comprenden que el saber, delicia del alma, es el principio del poderio y engrandecimiento; é inpertérritos por tanto y llenos de uncion, sonríen y atraen á sus discipulos, como las buenas madres de familia alhagan y acarician al inesperto hijo, cuando le asean y visten.
¿Pero y es posible que se perpetue tan mísera antítesis? ¿será dable que á tal generosidad y desprendimiento correspondamos con tal fea ingratitud? no; no lo esperamos de los buenos cartageneros.

De lo hasta aquí narrado se pueden deducir dos cosas: la apuesta que constituye este proyecto del Ateneo a favor de la cultura para la ciudad de Cartagena, y su reciente andadura que se traduce en la todavía incipiente y escasa asistencia de los ciudadanos a estas clases. Es decir, en el artículo periodístico se está elogiando la iniciativa del Ateneo y los magníficos profesores que participan de las enseñanzas ofertadas y llamando a una mayor afluencia de público a estas, parece ser, recién inauguradas actividades formativas y culturales de interés para la ciudad. Y a continuación hace un retrato del nivel cultural de la Cartagena de mediados del XIX.

Pudo dudarse un día del buen écsito del establecimiento, pudo creerse que no fuese estable; pero en la actualidad que ya hemos visto que los recursos no escasean, y es inagotable la constancia de los que enseñan, nuestro comportamiento debe variar; no pudiendo ser otra la variación, ni debiendo ser, sino la de concurrir á las cátedras como alumnos ó como espectadores.
Y sucederá cual lo anunciamos, porque asi lo ecsigen nuestro buen nombre y utilidad comun: y decimos que por nuestro buen nombre debemos concurrir; por que es indecoroso para un pueblo comerciante el casi desconocer el idioma patrio é ignorar los mas generalizados de la culta Europa: por que es repugnante el que en una ciudad maritima, tengan noticia las mas de las horrendas tempestades del turbulento mar del cabo de Buena esperanza, ó de los intensos frios del de Hornos, de la América del Sur, y se ignore ó desconozca la latitud y longitud de la metrópoli de España.

Debemos subrayar el concepto que había de Cartagena como metrópoli española. La importancia de su puerto y su lugar estratégico dentro del territorio español, lugar donde se hablaba de lugares tan recónditos y desconocidos como esas rutas marítimas que se desconocían en otras latitudes de la nación, contrastaba con la incultura de sus gentes hasta en la propia lengua y con más razón en las extranjeras. El periodista carga sus tintas con adjetivos que no debían agradar a nuestros ciudadanos como indecoroso o repugnante. Su llamada a adquirir esa necesaria cultura para nuestro buen nombre pasa por asistir a esas lecciones que el Ateneo se esfuerza por mantener con tal plantilla admirable de profesores.

Y sigue añadiendo buenas razones para ello por el interés común, pretendiendo despertar conciencias particulares dando una rápida panorámica de las disciplinas impartidas:

También deberemos hacerlo por utilidad; porque si el dibujo lineal y natural se desconocen, y los elementos de mecánica se ignoran, en vano esperaremos adelantos en las artes; en las artes que si han de aspirar á un premio, es indispensable que se distingan; y cuando asi lo hacen la distincion las honra, honor alit artes, y fomenta como decia Ciceron, y procuraba hacer el ilustre Campomanes.
A todo, todo sin duda, nos prestaremos; puesto que el Atenéo, con mas impulso y haliento, enseñará hasta cosas de recreo, como la música; y habrirá certámenes de tiempo en tiempo, para las producciones literarias.
Ya hemos dicho lo bastante; pero asi y todo tornamos á repetir, que en lo sucesivo procuraremos todos dirigirnos al Atenéo, por que aun cuando nos pudiera ser indiferente, el que no se propagase la instruccion, ni se formasen distinguidos obreros y contramaestres, para el parque, arsenal y armada; no nos place marcharnos con el dictado de ingratos, y lo seriamos sin duda, si no correspondiésemos con nuestra asistencia al noble desprendimiento de los profesores del, cuya mision no es otra, que la de inocular y esparcir el tesoro de la ciencia, entre sus amigos y contemporáneos.



En la imagen, una vez consolidada la actividad cultural del Ateneo cartagenero, puede verse una partida simultánea de ajedrez en sus salones del piso superior. Corresponde ya al siglo XX, pues el club de ajedrez se constituyó en  noviembre de 1929. Como homenaje, tomaría el nombre del famoso jugador cubano Capablanca. Sus actividades se extendieron hasta 1950. Más información de mano de Juan Ignacio Ferrández, uno de nuestros cronistas oficiales en: 
http://www.laopiniondemurcia.es/cartagena/2017/03/19/club-capablanca/814800.html

Podemos concluir que las actividades que promovió el Ateneo Industrial y Mercantil fundado en Cartagena supusieron la creación del germen que daría lugar a una vida cultural sin precedentes en nuestra ciudad, caldo de cultivo de futuros artistas, que con el tiempo y con ayuda de la rica y fecunda explotación de la industria minera producirá una interesante amalgama social entre militares, comerciantes y artistas que desembocaría en la alegre y próspera sociedad de la ciudad de cambio de siglo hasta los años veinte. En este periodo, una de las empresas que tuvo su origen en este Ateneo que continua su labor cultural es nuestro Conservatorio de Música, como se puede comprobar en esta noticia de 1856 que habla de las recién creadas clases de música. La incorporación de Francisco Aguilar Gómez debió de producirse hacia 1915, cuando esta sección de música se incorpora como Academia Oficial de Música al Conservatorio de Valencia, con el mismo Francisco Aguilar como joven profesor de piano y Maestre de San Juan como profesor de canto. Véase en otro artículo de este blog.



viernes, 12 de mayo de 2017

Pérez Casas y la Orquesta Filarmónica de Madrid en Cartagena

Hace 100 años...


Orquesta Filarmónica de Madrid, dirigida por Bartolomé Pérez Casas
Teatro Circo, 15 y 16 de mayo de 1917

Según el periódico El Porvenir de Cartagena, refiriéndose al célebre maestro lorquino, “como cartagenero podemos considerarlo; aquí se educó, aquí vivió largos años, aquí contrajo matrimonio y aquí guarda sus más caros afectos y sus amistades”.
La empresa del Teatro Circo cedía gratuitamente este espacio para “tributar el debido homenaje a nuestro casi paisano”, aprovechando que actuaba frente a la Orquesta Filarmónica de Madrid en una gira por las principales ciudades españolas. El Eco de Cartagena publicaba un avance de los programas de ambos conciertos:

PRIMER CONCIERTO
1ª parte
Coriolano. Beethoven.
Petite Suite. Debussy.
2ª parte
Goyescas. Granados.
Idilio de Sigfrido. Wagner.
Maestros cantores. Ídem.

SEGUNDO CONCIERTO
1ª parte
Genoveva (obertura). Schumann.
Redención. César Franck.
Murmullos de la selva. Wagner.
2ª parte
5ª Sinfonía. Beethoven.
3ª parte
Scheherezade. Rimsky Korsakov.

El diario La Tierra dedicó un artículo de bienvenida a tan querido personaje, ensalzando su voluntad, puesta de manifiesto desde que era músico de Infantería, participando en reuniones juveniles en “El abanico” de la calle Mayor, donde se ocupaban de “cosas de arte” futuras promesas como el poeta Vicente Medina.

En El Eco de Cartagena se reseñaba por un periodista local, el juicio que el maestro Gerónimo Oliver había emitido en una charla sobre la actuación de esta orquesta. A Pérez Casas lo retrató como el director “más fiel, sincero y honrado de todos los Maestros, en la interpretación de las obras que dirige”.

El artículo destacaba la juventud de los miembros de la orquesta, llenos de vitalidad y entusiasmo, que brillaron por su disciplina moral, subordinación absoluta y compenetración con el Maestro.

viernes, 7 de abril de 2017

La música en la ciudad en enero de 1917

Teatro Principal

Compañía de ópera y opereta de Valencia dirigida por el actor don Miguel Miró y el maestro concertador don Francisco Graullera. El repertorio que anunciaban constaba de óperas como Payasos de Leoncavallo, Cavalleria rusticana de Mascagni, Maruxa de Vives, Las Golondrinas de Usandizaga o La Dolores de Bretón. Junto a operetas u obras de menor calibre como Marina de Arrieta, La Tempestad de Chapí, La Generala de Vives, Eva, El Conde de Luxemburgo o La viuda alegre de Lehar, La Princesa de los Dollars de Leo Fall, Los cadetes de la Reina de Luna, Si yo fuera Rey de López Manís, La bella Riseta, Sybill, Lisystrata, Gheisa o Barbarroja. También El asombro de Damasco de Luna, Serafín el pinturero, La España de pandereta y Las Musas Latinas de Penella o Diana la Cazadora y El nido del principal. Se distribuían estas obras en las funciones de vermús aristocráticos los días 11, 14, 16 y 18, en los cuales se representarían las óperas anunciadas en el repertorio de esta compañía; vermús sencillos los días 12, 13, 15, 17, 19 y 20 con obras en un solo acto; y además, funciones de noche y alguna matinée de moda con el debut de algún cantante en una ópera. Naturalmente, se producirían cambios en la programación como el debut de la tiple Josefina Guardia con Molinos de viento de Pablo Luna, La patria chica de Chapí o El viaje de la vida del maestro Penella. 

 El Brillante

Con "la notable y bella artista Teresita Pastor, que como siempre obtuvo, un gran éxito por su meritísimo y variado trabajo",  el cine 'El brillante' solía ofrecer espectáculos de variedades. Allí habría actuado en 1907 Antonia Mercé, "La bella Argentina". Curiosidades en la red:

http://www.papelesflamencos.com/2013/10/la-argentina-en-el-cine-el-brillante-de.html

La calle Gisbert, recién abierta, al fondo silueta en blanco del cine El brillante.


 Circo Teatro de La Unión

La cantante Úrsula López que "a petición de los morenos cantó el lindo cuplet de Martínez Abades "Los muñecos" que fue escuchado con religioso silencio y al final oyó una gran ovación." Junto a ella, la bailarina Yulú "bailó con mucha gracia y donaire las bellas creaciones de su repertorio."




Patronato 
 
Las representaciones teatrales en el Patronato del Sagrado Corazón de Jesús, levantado en 1900 por Víctor Beltrí en la calle Saura, eran una de las actividades culturales con las que se podía contar en Cartagena. Este colegio regentado por las Hijas de la Caridad, siempre ha contado con profesor de musica: don Fernando Vázquez, doña Matilde Palmer, don Antonio Lauret... Disponía de un pequeño teatro con escenario, piano y butacas para estas actividades. En este preciso momento, el profesor de música era don Enrique Cases, pianista cartagenero que formaba un popular dúo con el violinista Sixto Monteagudo en el Café Suizo en 1912-13. Además de acompañar al piano, montaba todo tipo de obras teatrales y pequeños números musicales.
La sección dramática del bienhechor establecimiento cuyo nombre encabeza estas líneas, celebró ayer una de sus amenas veladas teatrales.
Además de "El tío Gaviota", obra fielmente representada por los señores Martínez, Aroca, Blázquez y García, púsose en escena la linda zarzuela "La viejecita", en cuya interpretación Federico Morales y Antonio Navarro, principalmente, obtuvieron un verdadero triunfo.
El primero cantó con el gusto y maestría que acostumbra la parte de "Carlos" dándole sumo relieve, y Navarrito, con el gracejo que le es peculiar, hizo las delicias del público dando vida al cómico personaje.
Los Sres. Martínez, Apolinar, Aroca, González y demás compañeros coadyuvaron al buen conjunto de la zarzuela, concertada hábilmente por el profesor Enrique Cases.
El Porvenir, 15-I-1917






En esta foto de los años 70 se puede ver el escenario del pequeño teatro del Patronato del Sagrado Corazón de Jesús. Ahí aparezco en el coro el cuarto por la izquierda. En esa época, la enseñanza musical en el colegio estaba a cargo de don Antonio Lauret, director del Conservatorio. Al piano dirigía el coro y el grupo de cuerda en las funciones del centro. En la pequeña capilla acompañaba con el armonio.
Recuerdo que las clases de música se reducían a aprender las notas, un poco de historia de la música, algún instrumento de cuerda rasgada o pulsada y participar en el coro que solía cantar en las misas de la capilla. En suma, una enseñanza eminentemente de carácter práctico. Antes de que dieran las doce, hasta las doce y media aproximadamente, llegaba don Antonio con su maletín y explicaba unos cuantos conceptos musicales a los primeros cursos. En los más avanzados ya se participaba en la rondalla o el coro hasta que la voz empezaba a cambiar.
A menudo venía acompañado de sus nietos Antonio y Gabriel, lo que nos hacía sentir más próximos a la música. 

Fiestas de San Antón

El 17 de enero de 1917, las fiestas comenzaron con la obligada función religiosa en la parroquia de este castizo barrio cartagenero. A las 10 de la mañana don Juan Gallego Alcaraz pronunció las oraciones seguido de las tradicionales bendiciones "de caballerías". La romería por la alameda que lleva el nombre del barrio estaba amenizada desde el atrio de la iglesia por una banda de música "con escogidas piezas". El director de esta banda no era otro que Francisco Preciado Herrera, quien dirigió la Banda Municipal de Cartagena de 1916 a 1922. Actuaban en la ciudad y barrios en las fiestas populares de pueblos de la comarca: La Aljorra, Pozo-Estrecho, Canteras, La Palma… Hijo de Francisco Preciado Hernández, oboísta granadino establecido en Cartagena en 1880. El abuelo, José Preciado Aguirre era de San Sebastián y fue músico militar en la campaña carlista, Oviedo, Santiago, África y Granada, como requinto.

 Alameda

  

Plaza de Toros 

Durante la celebración religiosa intervino un coro femenino entre las que figuraban Conchita Ortega, Mercedes Saura, María Caro, Magdalena Bueno y Encarnita Caro, acompañadas de don Gabriel Pagán,  la Misa de Cosme de Benito. La orquesta fue dirigida por el profesor don Fernando Vázquez. A partir de 1908 don Fernando se encargaba de la dirección musical del Teatro Monroy de Los Dolores. En los años veinte tocaba en el Café España con el violinista Sixto Monteagudo Caparrós, el cellista José González Giménez y el contrabajista Antonio Torromé Gil. Probablemente los miembros de esa orquesta. También fue don Fernando Vázquez profesor en el Patronato y el Conservatorio. 

 Banda Musical de Cartagena, plaza de toros, años 20.

 

Recitales Rubinstein

El empresario que llevaba el Teatro Circo consiguió traer al insigne pianista polaco Arthur Rubinstein, que actuó en Cartagena por primera vez los días  6 y 7 de marzo de 1917. La segunda noche el concierto tuvo el siguiente programa: Sonata Appassionatta de Beethoven, Málaga y El Albaicín de la Suite Iberia de Albéniz, Estudio, Vals y Scherzo de Chopin, dos Preludios de Rachmaninoff, L'île joyeuse de Debussy, Nocturno y Vals Mephisto de Liszt. Ahora, veamos una entrevista que publicó El Imparcial de Madrid:
 
Entrevista Hablando con Rubinstein: El arte de ser pianista
Rubinstein tiene de cerca, un rostro infantil, con esa misteriosa blancura translúcida de las razas del Norte, en el que brillan vivamente los ojos pequeños y dorados bajo las cejas pálidas.
Sonríe cuando le digo mi propósito de entrevistarle, y me dice en español correcto:
-        Más tarde, si usted quiere…en una hora más tranquila, ahora estoy nervioso, realmente enfermo…
-        Entonces, ¿al segundo intermedio?
-        Al segundo intermedio.
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Cuando vuelvo a verle, pasada la mayor parte del maravilloso concierto, en que las páginas de Chopin han llevado la emoción por la sala al desgranar sus sollozantes melodías como en un vuelo tembloroso, Rubinstein habla en polaco con un grupo de compatriotas; en francés con Arbós; en alemán con Manrique de Lara, y en español con Vives, mientras prepara un vaso de café puro y espeso.
Cuando el saloncito se despeja, Rubinstein se prepara a contestar mis preguntas:
Mi vida es muy agitada – me dice – muy variada… Desde los tres o cuatro años que comencé a estudiar música bajo la dirección de Joachim, en Berlín, hasta ahora que tengo veintiocho me han ocurrido cosas muy interesantes.
-        ¿Empezó usted entonces muy pronto su vida de concertista?
-        Oh, no… No me dejaba mi maestro… Di mi primer concierto en Berlín a los once años; pero como solista, con acompañamiento de orquesta.
-        ¿Solo fue usted discípulo de Joachim?
-        No… Max Bruch fue mi maestro de composición, y durante un año en Alemania me dio lección un español, un mallorquín…
-        ¿Cómo se llamaba?
-        El pianista escribe sobre una cuartilla: Capllonch.
-        Su consejo me sirvió de mucho – añade – fue para mí una gran ayuda; hasta los quince años estuve en Alemania, siempre con el intenso deseo de volver a mi Polonia, cuyo recuerdo me llamaba de un modo…
-        ¿Es usted polaco?
-        De Varsovia – me dice un poco entristecido. Allí, en los Cárpatos, en la Galitria – y con una sonrisa – ahora ha vulgarizado la guerra esos nombres polacos; trabajé solo, solo, durante mucho tiempo, hasta que Astruc, el célebre director de los Campos Elíseos, que llevó a Francia los bailes rusos y la óperas modernas <<Electra>>, <<Salomé>> - me contrató por cinco años y con este contrato fui a América y luego a Rusia, donde obtuve los mayores éxitos; a Londres, a Viena, a Roma, a Budapest… en fin por toda Europa. Podía contarle mil cosas interesantes… pero no hay tiempo… cosas de la revolución en Rusia, que me sorprendió allí… cosas de la guerra…
-        Eso es fácil; escríbalas – le digo – sería interesantísimo.
El pianista lanza una carcajada y palmotea infantilmente.
-        ¡Que yo escriba!... En todo un año no hubo manera de hacerme escribir más que dos cartas, y esto obligándome revolver en mano.
-        Entonces… - le digo señalándole la cuartilla donde ha escrito el nombre de su maestro español, y que desde esa confesión guardaré como un objeto precioso.
-        ¡Ah, sí! De vez en cuando escribo palabras sueltas para que no se me olvide.
Vives se le acerca y le dice confidencialmente:
-        Tendrá usted que contestar a una carta que le va a enviar una abonada…
-        Una carta, ¿cómo?
-        Está enamorada de usted.
Rubinstein abre mucho los ojos y pregunta:
-        ¿Guapa? Entonces – me dice – diga usted mañana que soy rubio y tengo el pelo muy rizado.
-        ¿Para hacer propaganda?
-        Oh, me gustan mucho las mujeres de España… esto dígalo también… Vamos a nuestra conversación… después de esta <<tournée>> de cinco años, diversas causas me retuvieron en Polonia, entre ellas el morir mi cuñado en la guerra rusojaponesa. Después empecé otra vez mi carrera por Europa. En Londres me quedé a vivir y allí he tocado muchas veces con Casals, Thibaud e Ysaye, que son grandes amigos mios… mis mejores amigos. La guerra europea me sorprendió en Londres, y entonces me trasladé a París para alistarme, pero no me quisieron.
-        ¿No?
-        No, no quisieron nada conmigo, por lo que me volví a Londres, donde me dediqué a dar conciertos benéficos.
-        ¿Y a España?
-        Fue Arbós quien me hizo venir a San Sebastián para tocar un concierto de Brahms, en sustitución de Dumesnil. Hasta el día siguiente de ese concierto – lo digo con gran orgullo – nadie sabía quién era yo aquí.
-        Pues ahora…
-        ¡Oh! Ahora estoy muy satisfecho, muy satisfecho. España me ha revelado aquel espíritu de poesía profunda que a mí me había sido tan sugestivo, tan cautivante, a través de la música de Albéniz.
-        ¿Le gusta a usted?
-        Me encanta; creo que es un compositor enorme, desde luego el más grande que ustedes tienen. Yo toco íntegra la <<Suite Iberia>>, que es un portento y más, muchas más obras de su música de piano.
-        Tiene usted un repertorio muy vasto.
-        Mucho. Yo tengo una forma de retentiva muy grande; por esto me cuesta muy poco trabajo aprender nuevas obras. Solo con verlas se me quedan en la memoria, como si tuviera delante las partituras…
-        A eso se llega por medio de una gimnasia tenaz…
-        ¡Ah! no, es herencia. A mi padre le ocurre lo mismo.
-        ¿Qué método de estudio sigue usted?
-        Ninguno. Estudio sin método, no tengo hora fija ni estudio todos los días… ¡Ah! Ni mucho menos, cuando una obra me entusiasma le dedico todo el día, toda la noche, la trabajo horas y horas… No, no, la técnica no es el todo, como creen… Es un medio, solo un medio limitado de llegar a un resultado artístico; es un detalle. Yo lo fio todo al entusiasmo, a la inspiración momentánea…
-        Entonces usted en sus viajes no emplea los pianos sordos que utilizaban Saüer y otros, o cualquier otro medio de mecanismo constante…
-        Mecanismo constante… no; ¿para qué?
En este instante suena el timbre en los pasillos avisando el comienzo el comienzo de la última parte, y Rubinstein me pregunta.
-        ¿Sabe usted todo lo que quería?
-        Sí, o, por lo menos, lo bastante.
-        Entonces…
-        ¿No resguarda usted sus manos del peligro?
-        Sí, sí, - me dice riendo – si me amenaza un golpe, antes pongo la cabeza que las manos.
Matilde Muñoz, de El Imparcial 


 

En El Porvenir del 8 de marzo de 1917 se da cuenta de cómo transcurrieron los recitales de Rubinstein: irreprochable ejecución, impecable mecanismo y soberano arte son los aspectos que se destacan según los valores que se tenían en cuenta en la época. Además, nos informa de las propinas que ofreció, la Berceuse de Chopin y una Marcha Militar de Schubert. La anécdota fue que el piano era cedido para la ocasión, un Pleyel propiedad de don Ignacio Aznar, que desde ese momento se consideró una reliquia al haber sido utilizado por las manos del maestro. 
En esta foto, aspecto del joven Arthur Rubinstein cuando tocó en 1917. 



 Antiguo Teatro Circo

Teatro Circo: Bailes y Cantos Regionales por abril de 1917

Un espectáculo español: cuadros artísticos regionales

En la foto, el cuadro de Aragón, cuya rondalla dirigía el célebre maestro zaragozano Calavia (también en la foto, aunque no identificado, es alguno de los que estan en primer plano, quizás al lado de la mujer con un instrumento). Esta rondalla estaba compuesta por tres bandurrias, un laúd y tres guitarras. "El público, dando muestra de su depurado buen gusto, le aplaudió con entusiasmo indescriptible, obligándola a interpretar varias composiciones musicales."
El articulista de La Tierra describe así a los componentes de este cuadro regional que actuó en Cartagena durante los días 19 al 23 de abril de 1917: "Los cantadores de jotas son verdaderas notabilidades en su género, así como las dos parejas de baile, cuyo trabajo magistral, maravilloso, fue premiado con inmensas ovaciones, siendo las señoras las que con más entusiasmo aplaudían a los simpáticos representantes de la región aragonesa, en donde se hallan vinculadas las más apreciadas virtudes de la raza."
 
Además del cuadro de Aragón, causaron sensación los cuadros de Asturias y de Valencia. Respecto al cuadro asturiano destaca la región como "la más poética de España", y la intervención de los cantadores, "que nos dieron a conocer los dulces aires de su región, de los que las pravianas gustaron de un modo extraordinario."
El cuadro valenciano fue el que más gustó, cuyo director era "el popularísimo ché  Enrique Vicent."
Estos grupos actuaron también en una función en la Plaza de Toros el 22 de abril de ese año, sobre un tablao dispuesto para el espectáculo, siendo la entrada general a 40 céntimos y el palco a siete pesetas. El último día, el 23, se hizo rebaja de los precios en el Teatro Circo, a 35 céntimos la entrada general. 

"El cuadro asturiano, que aquí no se conocía, es muy notable, y de ellos, el Gaitero, de Carrera, es, verdaderamente una celebridad."
Asturias: "las típicas danzas fueron bailadas por dos admirables parejas al compás de la gaita y el tamboril."
El cuadro valenciano: "Está compuesto este cuadro, por cuatro parejas de baile, dos parejas de niños que bailan magistralmente, tres músicos de aire, dos de cuerda, un dulzainero, un tamborilero y los afamados cantadores de albaes Mugero y Torneret."

Marzo de 1917, zarzuela y opereta: homenaje a María Rodrigo


En la imagen, Orquesta del Real Conservatorio de Madrid dirigida por la señorita María Rodrigo Bellido, aventajada alumna ya graduada que sustituyó a su titular don Tomás Bretón en ocasiones como ésta en el Ateneo de Madrid. Era apreciada discípula suya y continuó su línea tanto como música y compositora. Estudió en Alemania, y tras varias ocupaciones como pianista, colaboró con los Quintero y Martínez Sierra en producciones teatrales como la que se representó en Cartagena el 23 de marzo de 1917 con su <<Diana Cazadora>>. Diana la cazadora o Pena de muerte al amor es un sainete musical de los Hermanos Álvarez Quintero, con música de María Rodrigo, estrenada en 1915. María llegó a ser profesora del Real Conservatorio hasta 1933, cuando debe partir para el exilio por diferentes países europeos y de América hasta que recala en Puerto Rico donde había llegado con su hermana la psicóloga Mercedes Rodrigo Bellido y donde también habían llegado el poeta Juan Ramón Jiménez y Zenobia Camprubí, grandes amigos suyos, y entre otros artistas el gran Pau Casals, con quien fundó el Conservatorio de San Juan de Puerto Rico, donde fue profesora. Murió en el exilio en 1967.




Teatro Circo de Cartagena

Debut de Compañía
 
La de zarzuela y opereta que dirige el veterano actor Pablo López debutó ayer en este teatro obteniendo un buen éxito. En conjunto nos agradó la compañía, que presentó e hizo bien la hermosa obra de Vives "Maruxa" en la que obtuvo un señalado triunfo la señorita Antonini que une a la belleza un arte exquisito y precioso. Fue muy aplaudida así como la Srta. Bagües que también desempeñó airosamente su cometido. Los señores Nevares, Bordás y Baccás bien en sus papeles. "Diana Cazadora" de los Hermanos Quintero, música de la Srta. Rodrigo no nos dio ni frio ni calor, pero si un poquito de sueño tanto el libreto como la partitura. En la ejecución obtuvo un éxito Pablo López Soriano y con él compartieron los aplausos la Sra. Soriano y Sres. Bagües y Guzmán. Esta noche la linda opereta "Sybill" y debut de la tiple cómica Sra. Téller. Es digna de ser oída y vista la Compañía que actúa en el Teatro Circo.
 
El Eco de Cartagena, 23/03/1917
 
 
 
El tenor cómico Pablo López, actor y empresario murciano, debutó en Cartagena en 1879 y fue considerado en 1895 por la crítica como el mejor tenor y actor cómico español. Fundó su propia compañía en 1888, con alcance nacional, llegando a actuar en México. Figuras más representativas del elenco que tantos años trabajó en su compañía: Josefina Soriano (su esposa), Consuelo Baeza, Concha Fernández, Consuelo Contreras, Francisca Fernani, Casto Gasto, Trino Llorens o el director de orquesta Juan García Catalá, entre otros muchos. 

Disponible en :
http://www.regmurcia.com/servlet/s.Sl?sit=c,371,m,1072&r=ReP-12769-DETALLE_REPORTAJESPADRE
 
"Maruxa" se estrena en Madrid en el Teatro de la Zarzuela en 1914 como zarzuela, y en el Teatro Real en 1915 como ópera en dos actos. El día de su primer estreno Amadeo Vives salió a hombros del teatro. La última grabación en 1974 se debe a Caballé y Sardinero como protagonistas, con la Orquesta Sinfónica de Barcelona dirigidos por Enrique García Asensio para el sello Alhambra.
 
En cambio, "Diana Cazadora o Pena de muerte y amor", de la compositora María Rodrigo nacida el 20 de marzo de 1888 en Madrid, que también se estrenó en 1915 pero en el Teatro Apolo es un sainete musical con libreto de los Hermanos Álvarez Quintero. La Vanguardia se refiere a la música del estreno madrileño del 19 de noviembre de 1915 como “poca y sin relieve”, aunque asegura que “está dando mucho dinero en Apolo”, y señala que la obra “tiene mucha gracia”. Nada comparado con el éxito musical de la obra de Vives.
 
"Sybill", una opereta de moda del húngaro Victor Jacobi, se estrenó en 1914 en Budapest, se adaptó al castellano por Emilio G. del Castillo y Pablo Luna, y se estrenó en el Teatro de la Zarzuela en 1915.
 
Hay que añadir que María Rodrigo saldría de España en 1936 además de en compañía de su hermana, de un amigo de ambas residente en Madrid y natural de Cartagena.